
Marta Magadán comparó la novela con "un pastel de
diversas capas y texturas en el que sólo pueden apreciarse las habilidades del
pastelero, Xuan Xosé Sánchez Vicente, si se ingieren simultáneamente".
"Tanto en la historia personal como en la social, el elemento unificador
es un vector de sensaciones: lucha, esperanza, ilusión, traición, desesperación
o rendición", añadió. Un libro que es "un milhojas literario",
continuó, pero que tiene su parte más dulce en la calidad literaria:
"Tiene un valor de entretenimiento, enseñanza política y moral en un
ejercicio de fijar en esta historia la Historia con mayúscula del conflicto
naval y sus efectos colaterales", dijo Marta Magadán. Una obra, según la
editora, "que tiene mucho que ver con los asturianos, los sindicalistas,
los políticos, los periodistas, los comprometidos y los desencantados". Y
que está escrita, continuó, por "uno de los grandes analistas de la
región".
La presidenta de Hunosa también dio su punto de vista sobre
la novela. Según Mallada, "es una obra de existencialismo político
recomendable para personas que quieren acercarse a la verdad, aunque sepan de
ante mano que ésta va a desesperarles y desasosegarles". "Me gusta
todo lo que aparece en esta novela, es como la vida misma. El autor mezcla
antídotos y venenos para explicarnos como avanza la apisonadora social",
añadió.
La parte que más impactó a Mallada fue "la que explica
la metamorfosis del sindicalismo y del entusiasta de la política. Es un
idealismo que, en manos de la política real, acaba triturado a un simple juego
de rentabilidades y posibilismos, oportunismo, luchas de poder, traiciones y
compañeros de partido... Sánchez Vicente dibuja una política de dobles juegos y
cuyo único objetivo es conseguir una silla en los órganos de gobierno".
El autor de la obra fue el último en intervenir. Según
explicó Sánchez Vicente, "estoy contento con la novela en general, a la
gente le gustan las descripciones". "Hay una historia personal al
margen del conflicto social, y hay personajes que se quedan pequeños y que
pueden dar para más historias. Quería hacer una novela rápida, con escenas
breves, muchos fundidos en negros", destacó.
La novela "Bajo el viaducto" termina en una
metanarración donde el personaje es lector de su mismo personaje. Él y el
lector asisten a un debate ultraterreno entre dos personajes ligados a la
ciudad: José Antonio Girón de Velasco y Santiago Carrillo y un Dios que los
observa, tanto a ellos como a Luis, y efectúa sus propias reflexiones sobre su
obra.
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