Searching...
jueves, 5 de marzo de 2015

“Bajo el viaducto” es una novela que va a encantar, emocionar, y tal vez hacer reflexionar al lector

Xuan Xosé Sánchez Vicente
El político asturianista, escritor y profesor Xuan Xosé Sánchez Vicente publica después de cinco años una nueva novela en castellano, la que es la tercera de su carrera. Lleva por título Bajo el viaducto (Septem ediciones) y tiene su versión en asturiano en formato de libro electrónico (Al pie del viaductu). La novela, que se desarrolla en Gijón a finales del los 70 y comienzos de los 80, durante el desmonoramiento de la industria naval. Luis Roces, el protagonista, «asiste a todas estas mutaciones sociales desde sus primeros años de estudios en La Laboral y participa activamente en las luchas callejeras por defender los astilleros de la ciudad». Una actividad que continúa a través de la militancia sindical y de su entrada en el partido gobernante en Asturias. De forma paralela se centra también en la repercusión que tiene esa lucha política, a la que dedica la mayor parte de su tiempo en su vida personal, y como afecta a Teresa, su mujer, y a sus dos hijos, Pelayo y Olaya.


¿Cómo surgió esta novela Bajo el viaducto?
Pues de dos imágenes previas —la del principio y la del final de la novela. La primera es un relato que me hace un pariente de ciertas actividades en sus años de estudiante. La segunda me pasa a mí. El resto es la búsqueda de una idea para la nueva novela, y el conocimiento de estos últimos cuarenta años, en su desarrollo social y económico.

¿Qué cree que se van a encontrar los lectores cuando lean Bajo el viaducto?
Pues, en primer lugar, una novela, es decir, una historia personal ficticia y rica, la del protagonista, su familia y sus amigos. En segundo lugar, un retrato de un momento determinado de la historia de Xixón y de Asturies como un nudo importante, el conflicto del sector naval en los años 80 y 90. Pero también el paisaje físico y social de Xixón en estas últimas cuatro décadas y, cómo no, la evolución del pensamiento público, las tensiones internas de los partidos y sus tramas, el papel de los movimientos sociales en la política.
Y, una vez, más una compleja trama que se lee con facilidad y rapidez y una metanarración que sorprende al lector.

Si tuviera que elegir un personaje de la novela… ¿Con cuál se quedaría?
Quizás uno relativamente secundario, el de Teresa.

¿Qué hay de usted en el protagonista de la novela, Luis Roces?
Hombre, siempre hay algo de uno en todos y cada uno de los personajes de una novela. Pero yo creo que en Luis Roces no hay otra cosa que mis conocimientos del ser humano, y, por supuesto, los que de la política y de la historia he aprendido.

De nuevo, la ciudad de Gijón, como trasfondo de la trama, ¿por qué vuelve a situar la acción de su nueva novela esta ciudad?
Xixón es en gran medida un espejo de Asturies: aúna un sector industrial rico, movimientos sociales variados, lucha sindical, tradición de saber político… De modo que, en ese sentido, acumula aspectos sociales que se dan en otras poblaciones asturianas y españolas de forma simplificada y aislada. Tiene la población más numerosa de nuestro país y, a su vez, representa una compleja mezcla de orígenes en sus ciudadanos: asturianos de otras zonas, asturianos de procedencia rural, españoles de fuera de Asturies… Por otra parte, evidentemente, es una ciudad que conozco milímetro a milímetro, tanto en lo físico como en lo histórico y lo social.

Su última novela es muy atrevida al abordar el funcionamiento de los partidos políticos, sus tramas conspirativas y sus luchas internas por alcanzar cuotas de poder. ¿No teme la reacción de ciertos sectores?
La novela no es un panfleto contra nadie ni un estudio sociológico, en modo alguno. Ni lo es ni yo lo pretendo. Por otro lado, lo que ahí se cuenta es el funcionamiento habitual de todos los partidos políticos y de todas las organizaciones: la lucha por el poder, las limitaciones del mismo, la segregación del discrepante, el apoyo a los propios, la venganza cuando es posible… Y, en cuanto, al fondo histórico del conflicto social y de los movimientos políticos, sindicales, económicos y urbanísticos, pues yo creo que la ficción no se aleja mucho de la realidad, sin ser esta ni querer serlo.

La novela se ambienta en una época muy definida y usted estaba en la política activa durante los años de la reconversión naval. ¿Cómo recuerda esa época?
Fue una época de muchas ilusiones, por un lado. Construimos entre todos la España actual, próspera —pese a la crisis— y libre como nunca, y más igualitaria que nunca. En lo tocante a Asturies, sin embargo, yo, personalmente, tengo una profunda decepción: creo que no sabemos valorarnos ni estimarnos, que carecemos de una visión propia, que no sea la de Madrid o que no pase del concejo en que residimos. Nuestros representantes están sometidos a Madrid y a ella aspiran como bien máximo, y, por todo ello, somos incapaces de darnos a valer y de defender nuestros intereses comunes: pintamos poco.
Por otro lado, en aquella época había una capacidad de entendimiento y de acuerdo entre partidos que yo echo en falta hoy, y cuya carencia es uno de los mayores problemas de la sociedad española.

¿Es necesario tener cierta edad para que el novelista pueda describir sus propias experiencias o inquietudes?
Cuanta más edad tiene uno, es obvio, más canas tiene, más artrosis, si acaso, y, por supuesto, más conocimiento del ser humano.
También, más comprensión, más tolerancia y una cierta ironía ante la realidad de la vida y de los hombres. Todo ello, sin que falte la esperanza y el convencimiento de que, poco a poco, el ser humano va mejorando en lo material (de forma exponencial) y también en su conducta, aunque a los bárbaros los veamos más y vayan a estar siempre ahí.

¿Qué significa para usted haber escrito Bajo el viaducto?
Creo que se trata de una novela que va a encantar, emocionar, y tal vez hacer reflexionar al lector, eso ante todo; y eso es lo que me deja más satisfecho. Desde otro punto de vista, representa el fruto de cuatro años de trabajo, con muchos replanteamientos y revisiones, hasta el punto de que ha pasado por nueve etapas en total. Me siento muy orgulloso, además —y voy terminando— de haber resuelto, creo que muy aceptablemente, ciertos problemas narrativos y de haber dominado una técnica de escenas breves circulares con un proceso de anamnesis en medio. Y, qué quieren que les digan, la sorpresa y la ambigüedad de la metanarración me son muy prestosas. ¡Ah!, y ciertos guiños irónicos que la novela esconde y que el lector inteligente (valga el pleonasmo para todos los míos) reconocerá y disfrutará. Asimismo, yo creo que la novela abre con dos potentes imágenes simbólicas que no solo tienen relación con la historia de Xixón, su sector industrial y el protagonista, Luis Roces, sino que son seguramente un símbolo de la evolución de la sociedad española en estos últimos cuarenta años.

¿Y de la versión en asturiano —solo disponible en ebook— qué nos cuenta?
Pues que representó un esfuerzo adicional no pequeño y una satisfacción también. En su escritura hubo muchos problemas que no solo tienen que ver con la selección del léxico —a veces las opciones estandarizadoras de la Academia son discutibles—, sino con la ausencia de, digamos, una «tenada literario/lingüístico» asturiana con la que rivalizar y competir o sobre la que construir (base de toda escritura en cualquier lengua) y con las conexiones entre la lengua literaria y la lengua hablada.
He procurado que el asturiano de la novela no fuese excesivamente culto, sino cercano a la fraseología de la lengua hablada y a lo que pudiéramos llamar «el espíritu de la lengua», y, por tanto, que no supusiese un obstáculo adicional para el voluntarioso lector en asturiano; pero que, a la par, tuviese un inevitable aroma de prosa literaria.
Espero que sus lectores lo sepan apreciar y, que, en algún momento los lectores en castellano se acerquen al texto en asturiano para disfrutar de él, ya en una lectura independiente, ya confrontando ambos textos. En muchas ocasiones, la experiencia les resultará interesante, fructífera y prestosa.


0 comentarios :

Publicar un comentario

 
Back to top!