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jueves, 26 de junio de 2014

Iván de Santiago presenta hoy en el Ateneo de Santander '37 horas de mayo', una novela donde escarba en el extraño atraco al Banco Central de Barcelona en 1981

Iván de Santiago en LibrOviedo.

Jueves, 26 de junio, 19:30 horas, Ateneo de Santander (Calle de Gómez Oreña, 5, Santander)


El fin de semana del 23 y 24 de mayo de 1981, justo tres meses después de que el golpe de Estado fracasase, once personas atracaron la sede del Banco Central en la plaza de Catalunya de Barcelona. En principio, se trataba de delincuentes comunes. Dentro del banco había 600 millones de pesetas. El robo se complicó y la policía rodeó a los asaltantes, que sorprendieron al país con sus exigencias para liberar a las 263 personas que habían tomado como rehenes dentro: que todos los inculpados en el 23-F, con Antonio Tejero al frente, salieran de la cárcel y se subieran a un avión rumbo a Argentina que los distancie suficiente de la justicia española. Conforme pasaron las horas de encierro, también pidieron comida, vino, heroína y televisiones.
Ese episodio extraño, que duró un angustioso día y medio, que movilizó a 1.340 agentes, y que resultó tan desconcertante como a la postre poco documentado, es el que ha investigado el abogado y escritor Iván de Santiago (Mieres, 1973) en su quinta novela, '37 horas de mayo' , que hoy jueves presenta en el Ateneo de Santander a las siete y media de la tarde.
De Santiago, ágil de verbo y entretenido de escuchar, expone de mano una duda principal que convierte la historia en atractiva y que propicia un reguero de otros pequeños interrogantes igual de sugerentes. Si los atracadores eran en verdad “poco menos que una banda de yonquis de farmacia”, que luego se hicieron pasar por ultraderechistas (según formalizó la versión oficial), ¿cómo dispusieron de una infraestructura y unos medios que pusieron en jaque a todas las fuerzas de seguridad nacionales? “Se ha escrito muy poco del caso, solo dos libros, así que hay muchísimas teorías de la conspiración, hasta el punto de que tienes que dejar de leer si quieres ser objetivo. Pero, dos generaciones después, nadie sabe qué pasó en realidad”, subraya.
¿Cómo fueron capaces los asaltantes de construir un túnel subterráneo, desde la cámara acorazada hasta las cloacas, por donde pensaban escapar? ¿Cómo organizaron un golpe de ese calibre, quién les financió? ¿Por qué comparecieron en el lugar de los hechos de inmediato el ministro de Interior y el jefe de la Guardia Civil? Y, por encima de todo, ¿por qué José Juan Martínez Gómez, alias 'El Rubio', un electricista almeriense que entonces contaba 25 años y que lideró el atraco, entró en la comisaría asegurando que les habían contratado para robar los papeles secretos del 23-F, supuestamente depositados en el banco, y salió después rumbo a la trena sosteniendo que su botín real era la millonada custodiada en la caja fuerte? En todos estos interrogantes, que invitan a sospechas de 'Watergate', escarba '37 horas de mayo', una ficción anclada en una documentación profusa que se ha comido decenas de horas de sueño de este abogado apasionado con su segunda condición. De Santiago es un escritor fecundo, que en solo siete años ya ha publicado cinco novelas y un libro de cuentos.
Esta última novela llega aupada por las declaraciones que 'El Rubio' realizó en un programa de TV-3 cuando salió de la cárcel hace cuatro años. Ante las cámaras, reiteró su primer relato: le contrataron para hacerse con un maletín con documentos capaces de desestabilizar el país por la cantidad de próceres a los que comprometían. “Son los papeles que sacó del Congreso el capitán de la Guardia Civil Gil Sánchez Valiente cuando se vio que el golpe de Estado iba a fracasar. Desapareció después del 23-F, camino de Perpiñán”, indica De Santiago. Sus documentos explicaban, presuntamente, la trama civil que habría respaldado en la sombra el alzamiento de Tejero.
“No solo desapareció Gil Sánchez Valiente. El cajero mayor del banco, que llevaba cuatro años trabajando, llegó al día siguiente de la liberación de los rehenes, el lunes, contó el dinero, y desapareció, nunca más se supo de él”, cuenta el escritor asturiano. ¿Y por qué los ladrones apilaron 600 millones en el patio y no se llevaron ni un duro?”, añade, ampliando la gran duda.
Hasta que el Estado desclasifique los expedientes del 23-F dentro de 15 años, solo caben conjeturas más o menos respaldadas. Pero si quieren posibles respuestas ya, compren el libro. Lo edita Septem.

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