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lunes, 8 de abril de 2013

En conversación con Javier García Cellino


«Escribir es formar parte de este mundo y de todas las coyunturas que lo rodean»

Javier García Cellino.
Javier García Cellino nació en La Felguera-Asturias. Es Licenciado en Derecho y en Geografía e Historia (Arte). Pertenece a la Asociación de Escritores de Asturias. Colabora en el diario regional “La Nueva España” de Oviedo, con una sección semanal, “Velando el fuego”. En narrativa ha obtenido varios premios de relatos y ha publicado una novela, “Círculos detiza” (VII Premio Letras de novela corta, 2007). En poesía tiene nueve libros publicados, y, entre otros, ha conseguido los premios: Gerardo Diego (Santander), 1994, por “La ciudad deshabitada”, Leonor (Soria), 1997, por “Disposición de la materia”, y Juan Ramón Jiménez (Huelva), 2005, por “Sonata para un abecedario”. “Los señores de Wall Street no comen pescado crudo” es su nueva novela que verá la luz los próximos días en Septem.




¿Por qué, para qué y para quién escribe Javier García Cellino?
Sobre todo para satisfacer una necesidad vital, que, como todas, no se puede explicar, pero que, en cambio, sí sirve para explicarme a mí mismo. Me gusta también que los demás conozcan lo que escribo, pero eso ya pertenece a un proceso posterior.

¿Cómo descubriste tu vocación?
Me ayudó mucho tener un padre que valoraba la lectura y que leía mucho (tengo recuerdos de despertarme algunas madrugadas y encontrarlo leyendo). En cierta manera fue un proceso natural, que me acompañó desde niño (mientras a mis amigos les gustaba la música, a mí, en cambio, lo que me atraían eran los libros).

¿Qué significa para ti escribir?
Además de satisfacer esa necesidad vital, me sirve para poner orden en mis pensamientos y en mi visión del mundo.

¿Cuáles son los escritores u obras que siempre te acompañan?
“Los adioses”, de Onetti, es una de mis principales referencias narrativas. Y la poesía de René Char y Salvatore Quasimodo, entre otras.

Cuando empezaste a escribir ¿tenías en mente modelos literarios de escritores a los que querías imitar?
Sobre todo a los sudamericanos: Onetti, Cortazar, García Márquez…

¿Tienes alguna manía a la hora de escribir? ¿Alguna rutina establecida o te apoyas en la inspiración del momento?
Me apoyo en el trabajo diario. Por eso hago mía esa frase que creo que es de Picasso: “La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”. Procuro abrir todos los días el ordenador, aunque sólo sea para poner o quitar una coma o añadir un adjetivo.

¿En qué género te sientes más cómodo escribiendo?
En la poesía.

¿Vives la soledad del escritor? ¿Necesitas compartir lo que escribes con alguien, grupos o tertulias literarias, familiares, amigos...?
En mi caso, se trata de una soledad compartida con Ana, a la que muestro  todo lo que escribo y que me juzga con la objetividad  de una persona que gusta y que entiende de literatura.

¿Alguna vez te has sentido bloqueado? Si la respuesta es sí ¿Cómo lo has superado?
No queda otro remedio que cerrar el ordenador y salir a pasear o a tomar un vino.

¿Cuál es la frase o párrafo que más te ha dolido suprimir en alguno de tus escritos?
Han sido varias, y siempre me queda la sensación de que abandono  algo mío en el camino. Como muestra reciente, en mi último relato, “El cementerio”, no dejé que el protagonista abriera un cofre donde estaban encerrados algunos papeles que guardaban relación con la historia. Ana me dijo que así resultaba muy explicativo, de modo que esa última página quedó convertida en apenas tres o cuatro líneas. Pero que conste que aún pienso a veces en lo que había dentro del cofre.

¿Aceptas la crítica? ¿Cómo te afecta en tu siguiente trabajo?
Me parece estupenda la crítica positiva. Puedo asegurar que siempre tengo los ojos y los oídos abiertos a cualquier sugerencia. Sin duda que me sirve de mucho en mi siguiente trabajo.

¿Qué se puede conocer de Javier a través de sus novelas?
Sobre todo mi visión del mundo, pero siempre intentando que mis personajes se muevan con un amplio margen de libertad. Procuro cumplir con una reglar de oro: no confundir al narrador con el protagonista.  

¿Cuál es tu ambición como escritor? ¿Dónde quieres llegar?
Hay que ser conscientes del terreno que pisamos. Escribir es formar parte de este mundo y de todas las coyunturas que lo rodean. No me gustan las personas victimistas, pero no es menos verdad que cuesta mucho abrirse camino, y cuando no se consigue, no siempre es por falta de méritos. Así que me conformo con trabajar mucho, y a diario. Después ya se verá.

¿Qué consejos darías a un escritor novel con ganas de empezar a publicar?
Siempre recomiendo la misma receta: las tres pes. Paciencia. Paciencia. Y más paciencia.

¿En qué proyectos te encuentras embarcado en este momento?
Tengo varios. En cuanto a las novelas, hay como tres frentes, por decirlo así. Un proyecto último: “Los señores de Wall Street no comen pescado crudo”, y también otro más antiguo “La sombra del iceberg” (antes, La Escuela de El Italiano). Ambos están ya terminados. Y he comenzado una novela corta (sobre 50 páginas) que lleva por título “La resurrección de Richard Wagner”.
En cuanto a los relatos tengo dos o tres nuevos y un intento de libro que agruparía a esos nuevos y a algunos ya premiados. “La conferencia”, sería su título.
Por lo que respecta a la poesía he terminado tres libros: “Veladuras”, “En la fiesta del mundo” y “Estupor”. Y uno corto (7 u 8 poemas): “Los últimos románticos”.

¿Qué piensas del libro electrónico?
Si bien me faltan datos, estoy seguro de que será una novedad importante.

PERSONAL
Lugar de nacimiento: La Felguera.
Profesión: Antes, funcionario. Ahora, pensionista.
Tu plato favorito:  Cualquier pescado a la plancha.
Libro favorito: “Los adioses”
Ciudad favorita: La Habana, Lisboa y Sevilla. .
Música: Si me gusta, puedo entusiasmarme con la música clásica, lo mismo que con los cantautores de mi época o con  los raperos de ahora. 
Color: Rojo
Frase favorita: Les  que nunca me atreví a decir a les mozes que me gustaben.  



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