
El sábado 23 de mayo de 1981, justo al cumplirse 90 días del
Golpe de Estado del Teniente Coronel Tejero, un grupo de encapuchados entró en
el Banco Central de Barcelona, y retuvo a 300 rehenes en su interior. Fueron 37
horas de tensión que concluyeron con la entrada de los GEO el domingo por la
tarde y la detención de los secuestradores. El episodio dio para portadas de
periódico e incluso una comparecencia del Presidente del Gobierno ante el
Congreso. Pero nada más. No pasó a la historia, voluntaria o involuntariamente.
Ahora, 30 años después, el Teniente Coronel Tejero encarga a un abogado
asturiano escribir la verdad de lo ocurrido en el Banco Central, donde los
asaltantes no se llevaron ni una sola peseta, tras haber almacenado los 600
millones obrantes en las cajas en el patio central del edificio. Allí se
buscaba y se encontró otra cosa: los documentos que acreditaban la participación
y aprobación del Golpe del 23-F, desde pequeños reaccionarios, hasta la más
alta autoridad de la nación. Con esta trama se construye un thriller
inquietante en el que realidad y ficción se mezclan. En el que uno vuelve a
hace treinta años desde hoy por la mañana y reconstruye realidades de nuestra
historia quizá orilladas intencionadamente. Ha pasado el reproche penal de los
hechos por obra de la prescripción delictiva, pero quizá no ha pasado el
derecho a conocer lo que ocurrió y cuál fue el motivo. Nunca es tarde para
saber la verdad. Y nunca es tarde para vibrar con la lectura de una novela a
ritmo de film que mantendrá al lector hasta la última página para conocer el
resultado de lo que, hace tres décadas y hoy mismo, ocurre en nuestro país.
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