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lunes, 27 de enero de 2014

Monteserín presentó en La Felguera la novela "Me levanté herido

Francisco Villar, Ricardo Labra, Pepe Monteserín
y Marta Magadán en la Casa de la Cultura de La Felguera.
Ritos de paso y segregación que acaban en colisión. Luis Miranda relata a su hijo Ricardo por qué, a los 17 años de edad, en 1936, se alistó en una bandera falangista, y su experiencia en el frente militar hasta que un disparo le atravesó el pecho. Al alimón, la esposa de Luis, Pilar Aguilar, cuenta su guerra en la retaguardia. Su hijo Ricardo localiza los escenarios, viaja hasta ellos y se documenta. De este trabajo se aprovecha su hija Adriana para, al tiempo que la propia investigación y la historia de amor de sus abuelos, relatar las vicisitudes de aquella pandilla de muchachos, a la que pertenecía su abuelo. Estas son las piezas que usa Pepe Monteserín, para escribir "Me levanté herido", su última novela en que la utiliza ensayo, diarios, historia y cartas epistolares.
La presentación del libro se realizó en la Casa de Cultura "Alberto Vega" de La Felguera en un acto organizado por la asociación cultural Cauce del Nalón en colaboración con el Club La Nueva España en las Cuencas. En la presentación, el autor estuvo acompañado por Francisco Villar, presidente de Cauce del Nalón, Ricardo Labra, escritor, y Marta Magadán, editora.
Ricardo Labra comentó que Monteserín está "herido de literatura y sigue sangrando y alumbrando textos como éste". Señaló que la publicación tiene una arquitectura compleja, estructurada en tres partes, inspirada en hechos reales, pero que termina siendo una mera fábula. También recordó que es una novela de guerra, "al fin y al cabo el origen de la literatura". A continuación Pepe Monteserín mantuvo un diálogo con Marta Magadán, editora de Septem, en que fueron explicando los motivos por los que se escribió y cómo ha llegado a los lectores. El título es la clave del libro, "la historia profunda está en esa frase" indicó el escritor, recordando que era lo que su padre, combatiente en la Guerra Civil, le dijo en más de una ocasión. La novela surge de la historia que su progenitor le iba contando en las grabaciones que hizo en el año 2002. Explicó que la novela es "un homenaje a mi padre y la reconciliación" y destacó que la contienda "fue una guerra de buenos contra buenos" porque había gente con buena conciencia, tanto en un bando como en otro. De hecho su padre, a pesar de combatir en el bando ganador, le reconoció antes de morir que todos perdieron, "estaba convencido de que él había perdido".
Monteserín confesó que le preocupaba que la novela le gustara a su padre, que falleció antes de que la publicación viera la luz. Pero su madre, alma máter, le dijo por escrito lo que le había parecido: "Bien enfocada, se ven todos los puntos de vista y es un exaltación a la paz". Asimismo comentó que está muy contento con la respuesta del público, sobre todo con la gente mayor, que no se había acercado a sus obras hasta este momento.
Hizo referencia también Monteserín al extenso proceso de documentación que comenzó con la hoja de servicios de su padre en la Guerra Civil, desde las montañas asturianas a Teruel y la Sierra del Maestrazgo. El escritor recorrió los mismos lugares que su padre porque el trabajo de campo le parecía "absolutamente necesario" y en esas visitas "paraba a todo mayor de ochenta años que se encontraba en la calle para preguntarle".
El escritor finalizó su intervención haciendo referencia al enfado que suele acompañar a los profesionales que escriben, algo que él no entendía antes de escoger esta profesión. Pero 21 años después parece entenderlo, porque están en un medio que "trabaja con material de alta sensibilidad y resolución, mientras que la realidad no cuadra, no es justa". Así que esa es la razón del cabreo, "porque estamos en un mundo que no nos gusta".

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