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Marta Magadán y Javier García Cellino. |
El jueves se presentó en el espacio cultural la Manzorga en Gijón, la novela «Los señores de Wall Street no comen pescado crudo» (Septem Ediciones, 2013), de Javier
García Cellino, que fue precedido en el uso de la palabra por la editora de
Septem, Marta Magadán.
Una novela que muestra el desencanto y la frustración en la
que se mueve esta sociedad dominada por el dinero y la corrupción. «Los señores de Wall Street no comen pescado crudo» (Septem, 2013) es el último libro de
Javier García Cellino, un abigarrado calidoscopio humano en el que se van
proyectando las distintas tensiones que vertebran la sociedad.
Las primeras palabras de Javier García Cellino, fueron de
agradecimiento al público que llenaba la sala. Siempre hay un motor que nos
pone a funcionar y en el caso de la nueva novela fue la rabia, porque «siento una
profunda rabia e impotencia ante la actual crisis». Comentó que la crisis está
llevándose por delante, como si fuera un huracán, los mejores logros del estado
de bienestar. «Esa rabia sacó de dentro al poeta que soy y en pocos días había
escrito el poemario que da título al libro». Pero se dio cuenta que seguía con
la misma rabia y, en un «momento mágico», sintió la necesidad de contactar con
Julio Colinas, el inspector de policía de su anterior novela («Círculos de tiza»),
a quien había dejado en el año 2008, bastante decepcionado. El inspector,
convertido ahora en «detective lánguido y taciturno» le ha ayudado a «mostrar
los agujeros de una cloaca muy profunda».
Cellino explicó que su obra es «una novela viva que he
dejado a medio hacer» influido por su escritura como poeta «dando una
pincelada, un brochazo para que los lectores completen la novela al leerla». El
escritor terminó su intervención deseando que la obra sea «al menos una novela
que haga preguntas a los lectores».
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