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jueves, 16 de mayo de 2013

García Cellino presenta su segundo trabajo de narrativa, «Los señores de Wall Street no comen pescado crudo»

La editora Marta Magadán, Javier García Cellino y
Armando Murias, ayer en el Club de Prensa de
La Nueva España en Oviedo (Asturias). 

Armando Murias. encargado de presentar al autor y a la novela tras la intervención de la editora, subrayó la fecha: «Hoy es 15 de mayo y voy a presentarles a Javier García Cellino». La coincidencia del 15M vino a ser como una bendición para presentar una obra salida de la crisis y de la rabia, de la impotencia ante el retroceso en las conquistas sociales. Así lo explicó su autor, García Cellino, ayer en el Club Prensa Asturiana de La  Nueva España, un periódico en el que colabora habitualmente, en la edición de las Cuencas.
Aunque García Cellino, nacido en La Felguera, es fundamentalmente poeta y como tal ha publicado nueve libros y obtenido diversos premios, con «Los señores de WallStreet no comen pescado crudo» vuelve a la narrativa: es su segunda novela No es, sin embargo, «aunque había mate
rial», una novela de trescientas páginas. «Es una novelina corta», explicó ayer, «porque quería sugerir más que desarrollar, porque yo no escribo para hacer trescientas páginas, escribo para sugerir, para un brochazo».
De hecho, este libro también tuvo y tiene, en la edición de Septem, una versión en forma de pequeño poemario. Luego, el autor detalló cómo rescató al personaje de Javier Colinas, antiguo comisario de Policía de Nalón, convertido en detective privado en Madrid. Con ese personaje, contó la editora Marta Magadán, el autor «ha vaciado el cajón y se ha vaciado» hablando de «este capitalismo pornográfico».
La novela, negra, con sentido del humor, con una profunda carga social puede ser, también, según dijo Armando Murias, una novela sobre la transición, sobre una transición política que no se sabe si «tiene un final claro y si el movimiento 15M puede ser el final de ese tiempo».
Para Murias; Cellino, por trayectoria política, es el perfecto cronista de esos años en Asturias hasta el presente.
El autor aceptó las cuestiones relativas a la novela negra y a supersonaje, y explicó cómo la crisis y en especial los argumentos aportados para retroceder en las conquistas sociales le habían ido llenando «los puños de rabía y el cuerpo de una tensión tan grande que tuvo que salir este libro».
A la crítica polítical, la critica social, los movimientos obreros y las otras cuestiones sólo apuntadas en la novela, porque Cellino quiere dejar que sea el lector el que crezca, sumó la buena noticia de que el detective privado Julio parece que después de está de regreso en Nalón.

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