«Me propaso en todo porque soy de narrativa exuberante»
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Pepe Monteserín Corrales |
¿Por qué,
para qué y para quién escribe?
Si no escribiera, me saldría la tinta por las orejas. También escribo
por placer, para ponerme las botas de siete leguas, y para llevar conmigo a los
lectores; a los más leídos.
¿Cómo
descubriste tu vocación?
De niño intentaba relatos bucólicos, de la vida en la naturaleza, en un
prado y una cabaña de madera, al lado de un río. Pero ignoraba que eso era una
vocación. Treinta años después me percaté que era mi vocación cuando me
preguntaron qué haría yo si me diagnosticaran una enfermedad mortal: “¡Lo
dejaría todo y me dedicaría a escribir!”, exclamé. En ese instante lo dejé todo;
ahora voy descubriendo que, efectivamente, me muero de literatura.
¿Qué significa
para ti escribir?
Soñar con los pies firmemente plantados en la fantasía, y con muchas
posibilidades de que se cumpla mi sueño; eso sí, siempre un poco más mermado de
como lo imaginaba; nunca mi oficio ni mi inteligencia igualaron mi imaginación.
¿Cuáles son
los escritores u obras que siempre te acompañan?
1. En busca del tiempo perdido (Marcel
Proust). 2. Middlemarch (George
Eliot). 3. El Ingenioso Hidalgo Don
Quijote de La Mancha (Miguel de Cervantes). 4. Ilíada (Homero, creo, pero no estoy seguro). 5. La Biblia (Dios). 6. Los Dukay (Lajos Zilahy). 7. Ana Kareninna (Leon Tolstoi). 8. Los hermanos Karamazov (Fiodor
Dostoievski). 9. El retrato de una dama
(Henry James). 10. Bomarzo (Mujica
Lainez). Pero podría hacer otros diez listados parecidos.
¿Qué tipo de libros vuelves
siempre a releer?
Los ensayos, sobre todo. Tengo tres ediciones diferentes de Elogio de la locura, de Erasmo de
Rotterdam, y subrayados en distintas fechas de lectura. Todo lo que leo lo
subrayo. Del Quijote (un ensayo
también sobre la locura) debo de tener más de diez ediciones, algunas
idénticas, para poder volver a leerlo en libertad, sin condicionarme con la
sensibilidad mía de otro tiempo.
Cuando
empezaste a escribir ¿tenías en mente modelos literarios de escritores a los
que querías imitar?
Sí, pero los plagiaba directamente: a los 15 escribí muchísimas rimas
con Bécquer. A los 19 me dijo una novia que tuve: “Pepe, ¿puedes creer que un
tal Neruda te copió el poema que me dedicaste el pasado cumpleaños?
¿Tienes alguna
manía a la hora de escribir? ¿Alguna rutina establecida o te apoyas en la
inspiración del momento?
Sí,
visto ropa muy cómoda, y, después de leer la prensa, me siento hacia las nueve ante
el ordenador, en mi despacho, con una jarra de agua al lado, rodeado de libros que
leo y consulto, y termino doce horas después, con un descanso breve para comer,
alguna escapada para hacer pis y un par de horas para caminar y leer. No suele
faltarme la inspiración; un minuto de ella me da para escribir un mes.
¿En qué
género te sientes más cómodo escribiendo?
Excepto en la poesía y sobre todo en la música (la forma más elevada de
la narrativa), me encuentro cómodo en cualquier género.
¿Vives la
soledad del escritor? ¿Necesitas compartir con alguien lo que escribes, grupos
o tertulias literarias, familiares, amigos...?
Cuando escribo necesito estar solo, pero el proceso de investigación,
documentación, trabajo de campo, etc., que forma parte del taller literario,
suelo compartirlo. También mientras escribo cuento lo que hago a mi gente
próxima. Es una manera de aclararme en voz alta, ver si se sostiene lo que
cuento y comprometerme también.
¿Alguna vez
te has sentido bloqueado? ¿Cómo lo has superado?
Nunca me sentí bloqueado. En ocasiones puedo toparme con mi
incompetencia, pero eso lo noto, y sé que hasta ahí hemos llegado. Cuando me
atasco, me levanto del asiento, salgo a caminar y leo, como los curas el
breviario; enseguida se me posa en el hombro el Espíritu Santo.
¿Cuál es la
frase o párrafo que más te ha dolido suprimir en alguno de tus escritos?
Puedo excederme en los datos, en la información, y eso me duele menos
suprimirlo; me cuesta más renunciar a lo chisposo, a metáforas guapas... Me
propaso en todo porque soy de narrativa exuberante. Pero no suelo tirarlo; lo
guardo para un artículo, un relato, otra novela... Todo lo aprovecho. Y
reciclo.
¿Aceptas la
crítica? ¿Cómo te afecta en tu siguiente trabajo?
Acepto la crítica y la necesito, especialmente antes de publicar. Todas
las observaciones me aportan luz y, en consecuencia, me hace mejor escritor.
¿Qué se
puede conocer de Pepe Monteserín a través de sus novelas?
Todo. Lo que soy, lo que fui, lo que quisiera ser y lo que no. Soy
muchos; como diría Whitman, contengo multitudes. Soy todos los caminos que
recorrí: físicos y mentales. Y anduve mucho, tengo gastadas las rodillas del
alma.
¿Cuál es tu
ambición como escritor? ¿Dónde quieres llegar?
Hace unos años, cuando empezaba, tenía una meta gloriosa; ahora, con
ser todavía inalcanzable, me planteo escribir algo interesante y divertido, y
que se me pague por ello. En otras vidas futuras, aspiro a que me convaliden lo
que fui, y pasar a poeta, y luego a músico. De ahí al Cielo es un paso.
¿Qué
consejos darías a un escritor novel con ganas de empezar a publicar?
El mismo que me daría a mí, a estas alturas: cuenta algo interesante y
divertido, pero no cuentes con vivir de eso.
¿En qué
proyectos te encuentras embarcado en este momento?
Saldrán dos cuentos infantiles este año, uno con Lengua de Trapo, Tac, tac, tac, plof, en castellano (marzo)
y otro con Pintar-Pintar, Cuatro
esquinines, en asturiano (verano); sacaré un ensayo gordísimo Diccionario humorístico de un escritor, a
finales de año (Trea) y estoy terminando una novela, sobre una coral polifónica.
¿Qué piensas
del libro electrónico?
Se impondrá sobre el libro de papel, y éste quedará como edición
de lujo. A ver si así vendo todos los que tengo ya impresos. Mi
biblioteca real llegará a valorarse más que mi casa.
PERSONAL
Lugar de nacimiento
Pravia. La duda
ofende.
Profesión
Tengo los títulos
universitarios de Arquitecto Técnico y Dirección y Administración de Empresas y
cien diplomas sobre la empresa inmobiliaria, actividad en la que trabajé
durante 25 años. Hoy soy escritor. Y mañana.
Tu plato favorito
Lentejas (por favor,
con chorizo y un huevo duro), y de segundo calamares en su tinta (¿es mucho pedir con patatas fritas?).
Libro favorito
En busca del tiempo perdido (Proust); si hay poco sitio: El Lazarillo de Tormes (no sé de quién
es).
Ciudad favorita
Pravia-Oviedo.
Música
Bach y El magnificat. O Silvio con la guitarra
y Te doy una canción, o Pablo Milanés
al piano, con El breve espacio.
Color
Gris. Si puedo
añadir un poco de verde botella, tanto mejor.
Frase favorita
Una de tantas: “La
moral del arte consiste en la belleza misma, y por encima de todo aprecio, en
primer lugar, el estilo, e inmediatamente después, la verdad” (Flaubert). Lo
dijo en francés, en una carta a Luis Bonefant, en 1856: “La morale de l’art consiste dans sa beauté même, et j’estime pardessus
tout d’abord le style, et ensuit le vrai”.
Pepe, tengo ganas de leer tu nueva novela.
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