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viernes, 13 de marzo de 2009

Luis Arias defiende los valores republicanos al presentar su último libro, «¿Volver?»

«Tengo la impresión de que vivimos en una sociedad en España y, sobre todo, en Asturias cada vez más marcada por la política como profesión, con personas que se perpetúan en los puestos. Si tuvieran que dejar la política, ¿tendrían una profesión a la que volver? La respuesta es que no, que se irían al paro. Esa profesionalización de la política es peligrosa. Acaba no habiendo discusión ideológica, sino por puestos de trabajo». La reflexión la realizó ayer el profesor y articulista de LA NUEVA ESPAÑA Luis Arias Argüelles-Meres durante la presentación de su último libro, titulado «¿Volver?», en el Ateneo Jovellanos.
Luis Arias fue presentado por el periodista de LA NUEVA ESPAÑA Javier Morán, que destacó de él su libertad para escribir, sus ideas liberales, republicanas, orteguianas, unamunianas y su visión de Asturias y la comarca del Narcea como problema.
«¿Volver?» es el segundo libro de Luis Arias que recopila artículos publicados en LA NUEVA ESPAÑA, con prólogo de Isidoro Nicieza, ex director del periódico y hoy director general del «Faro de Vigo». Artículos englobados en capítulos sobre Asturias, la comarca del Narcea, cuestiones aún de actualidad, reseñas de aniversarios literarios, semblanzas o la reivindicación del republicanismo «aún vigente en este momento y reivindicable en los tiempos políticos en los que vivimos», en palabras del autor, que contrapuso la dedicación a sus ideas políticas de personajes como Azaña o Gil Robles, que no se lucraron de la política, con la situación actual de España y de Asturias.Luis Arias también quiso destacar que es falso que el poder corrompa: «El poder no corrompe, sino que desenmascara» a quienes tienen naturaleza corrupta. Lo que en su opinión ocurre es que quienes quieren hacer creer a la gente que el poder corrompe lo que persiguen es que «las personas se resignen a convivir con la corrupción y vayan a votar con la nariz tapada».
Luis Arias defendió la necesidad de que el intelectual sea independiente de los partidos políticos y cuestionó el maniqueísmo en que caen periodistas u opinantes en los medios de comunicación, tanto escritos como audiovisuales. En especial en programas de debate televisivos, en los que se posicionan defensores a ultranza del PSOE frente a los del PP, que coinciden en que dividen «el mundo entre buenos que piensan en el bien común y malos despreciables que sólo piensan en intereses espurios, cuando la honestidad y la deshonestidad están repartidas por igual entre la clase política, al igual que los aciertos y los errores», según el autor del libro.
 
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