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lunes, 10 de marzo de 2008

El poeta langreano Javier García Cellino gana el premio «Letras» de Asturias con su primera incursión en la novela

Un niño «coreano» -andaluz llegado a las cuencas mineras en los años cincuenta- es testigo atónito de un accidente de mina que mata a su padre, militante del Partido Comunista. Cincuenta años después, y como jefe de la Policía del Nalón, vuelve a enfrentarse a la muerte. Debe resolver lo que parece un asesinato «por intereses». En el camino se encuentra a sus antiguos amigos, que, como él, ocupan cargos de relevancia: uno de ellos es alcalde y otro, jefe de la oposición. Todos vuelven, en cierto modo, a la infancia para retomar uno de sus juegos preferidos: «policías y ladrones». Ésta es, a grandes rasgos, la historia que el escritor langreano Javier García Cellino, articulista de LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas, cuenta en «Círculos de tiza». La obra ha sido galardonada con el sexto premio «Letras» de novela corta, que convoca la editorial Septem. «Estoy inmensamente feliz con el premio, para mí supone un salto cualitativo importante, porque "Círculos de tiza" es mi primera incursión en el mundo de la novela», explicó, ayer, Cellino. El autor añadió, además, que «el galardón es doblemente relevante para mí porque me lo dan en Asturias, una editorial asturiana».
«Círculos de tiza» fue elegida como ganadora del certamen, dotado con 1.000 euros y la publicación de la novela, entre un total 52 obras, 36 de ellas españolas. La novela de Cellino, que llegó a la final bajo el seudónimo de Julio Alvarado, tuvo que competir con otras dos obras, «Persecución en el tiempo» y «El culto». El jurado del galardón estuvo compuesto por Rubén D. Rodríguez, Armando Murias Ibias, Jesús Rivas García, Antonio Valle Cobreros, Manuel Herrero Montoto y Luis Arias Argüelles-Meres, que actuó como presidente. Los asesinatos, las cuitas y los escándalos urbanísticos hacen de «Círculos de tiza» una novela negra; sin embargo, Cellino no quiere dejar de lado «la parte social que impregna la historia». «Me interesaba reflejar el aspecto sociológico, la reindustrialización de la cuenca, la decadencia. En la novela aparecen La Pomar, el parque viejo de La Felguera, donde en lugar de una estatua de Pedro Duro hay un monumento al minero, el cabaret del Felguerino, cosas que formaron y forman parte del día a día de los habitantes de las Cuencas», apunta el escritor. Más allá de los premios, del trabajo ganador de Cellino se pueden contar dos secretos: el texto llevaba escrito varios años y su primer título fue «Frontera, frontera». García Cellino, licenciado en Derecho y en Historia del Arte, es secretario del Ayuntamiento de Caso. Miembro de la Asociación de Escritores de Asturias y del colectivo Voces de Chamamé, colabora en LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas con artículos semanales. El premio «Letras» de novela corta es el prime certamen de narrativa que recibe la obra de Cellino, que cuenta en su haber con prestigiosos galardones de poesía y relatos cortos. En 1994 recibió el premio «Gerardo Diego» por su poemario «La ciudad deshabitada»; tres años después se alzó con el galardón «Leonor de Soria» con «Disposición de la materia», y en 2005 Cellino ganó el XXV Premio hispanoamericano de poesía «Juan Ramón Jiménez» con su obra «Sonata triste para un abecedario».
 
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