"Cuando escribo puedo revivir situaciones pasadas y cambiarlas el principio o el final. Puedo narrar la biografía de una persona a la que no conozco. Puedo dar saltos en el tiempo. Puedo visitar lugares en los que nunca he estado…"
¿Por qué, para qué y para quién escribe Miguel Ángel?
Nunca me lo he planteado, pero supongo que escribo por necesidad, por una extraña necesidad de plasmar el algún sitio la manera en que veo las cosas, por explicar, quizá a mi mismo, los sentimientos que me provocan determinadas personas o situaciones. En cierto modo, y aunque pueda resultar presuntuoso, en mi caso escribir es algo parecido a respirar, con el tiempo se ha convertido en una acción que realizo por inercia, pero sin la cual no podría vivir. En determinadas ocasiones, cuando por algún motivo no encuentro el momento de sentarme tranquilamente a escribir, esa necesidad brota en el lugar más insospechado.
Puedo estar en la cola del supermercado, cuando de repente empiezo a dictarme una parrafada que necesita salir de mí, y, que como no podía ser de otro modo, acaba perdida entre los paquetes de café y las latas de cerveza.
En cuanto al para quién, si soy sincero, que a fin de cuentas es de lo que se trata, la persona para quién más escribo soy yo mismo. Me gusta leer lo que escribo, simplemente, porque en el fondo está inspirado en los libros que he leído desde niño.
¿Cómo descubriste tu vocación?
Cuando era un crío pasé una temporada viviendo en un pueblo situada en mitad de la nada. Pasaba las horas sentado en el jardín, sólo que no era uno de esos jardines verdes y repletos de flores que aparecen en las películas, sino un jardín con cuatro amarillentos hierbajos y un montón de arena seca.
Una tarde encontré un libro en una de las habitaciones de la casa, era una casa alquilada, por lo que, teniendo en cuenta que mis progenitores no leían demasiado, deduje que la novela debía proceder de los antiguos inquilinos.
El caso es que, no por interés, sino más bien por aburrimiento, decidí empezar a leerla.
El libro era El Guardián entre el Centeno de J. D. Salinger.
Lo leí de un tirón, en un solo día y sin parar. Creo que justo en el momento en que terminé, descubrí que yo quería contar historias.
¿Qué significa para ti escribir?
Bastantes cosas, pero en el fondo todas son la misma: Jugar con la realidad.
Cuando escribo puedo revivir situaciones pasadas y cambiarlas el principio o el final. Puedo narrar la biografía de una persona a la que no conozco. Puedo dar saltos en el tiempo. Puedo visitar lugares en los que nunca he estado…
¿Cuáles son los escritores u obras que siempre te acompañan?
Estos seis por ejemplo:
Charles Bukowski – Cartero
John Fante – Espera a la primavera, Bandini
Kenzaburo Oe – Arrancad las semillas, fusilad a los niños
Raymond Carver – Tres rosas amarillas
John Kennedy Toole – La Biblia de neón
Julio Cortázar – Todos los fuegos, el fuego
¿Qué tipo de libros vuelves siempre a releer?
Soy más de escritores que de novelas. Normalmente cuando una novela de un determinado escritor me gusta, continúo leyendo el resto de su obra y casi siempre me engancha.
Me gustan los conjuntos de relatos. Suelo releerlos habitualmente, tal vez no enteros, pero siempre hay determinados cuentos a los que vuelvo.
Cuando empezaste a escribir ¿tenías en mente modelos literarios de escritores a los que querías imitar?
Una vez leí una entrevista a Torrente Ballester, en la que aseguraba que todos los escritores imitan a otros. Creo que en cierto modo tiene razón. Uno no puede evitar acabar pareciéndose a lo que le rodea.
Como dije antes, en el fondo lo que escribo se parece a lo que leo, y eso me gusta. Disfruto leyendo a escritores como Bukowski o Scott Fitzgerald y, aunque quisiera evitarlo, sería casi imposible no imitarles.
¿Tienes alguna manía a la hora de escribir? ¿Alguna rutina establecida o te apoyas en la inspiración del momento?
Soy maniático de vocación. Tengo rutinas para todo, para ducharme, para acostarme, para salir de casa… y por supuesto, tengo un millar de rutinas a la hora de escribir. El problema es que mis rutinas no tienen ningún glamour, me gustaría ser uno de esos escritores con manías de verdad, como Philip Roth, que asegura que escribe de pie para que el dolor en las piernas le recuerde lo duro de su oficio.
Mis manías son absurdas: escribir con el mismo bolígrafo, leer antes de escribir, tener la luz encendida…. vamos, tonterías.
¿En qué género te sientes más cómodo escribiendo?
Narrativa. Me encanta escribir relatos y novelas. Lo que ocurre es que en determinadas ocasiones, los personajes de la historia son los que se ubican en un determinado género y son ellos los que acaban decidiendo si el producto final va a ser una novela, un poema o un guión.
Yo pienso que cada historia puede contarse de muchas formas, pero sólo una es la que usarían los personajes para narrarla, lo complicado para el autor es acertar.
¿Qué piensas de los concursos literarios en el ámbito de la lengua hispana? ¿Son un recurso válido para escritores desconocidos?
Los concursos literarios son una de las pocas maneras que existen para entrar en una editorial. El problema es que es muy difícil. Somos muchos los que queremos escribir y muy pocas las editoriales interesadas en leernos.
No es oportunismo, lo aseguro, pero creo que harían falta muchas más editoriales que, al igual que Septem, organizaran certámenes literarios con el único objetivo de premiar una buena novela, sin pensar en el nombre del autor y su repercusión.
¿Vives la soledad del escritor? ¿Necesitas compartir lo que escribes con alguien, grupos o tertulias literarias, familiares, amigos...?
Bueno, vivo con un gato, le suelo leer lo que escribo, pero no parece que le interese demasiado.
Por lo demás, detesto bastante el mundo que rodea a la literatura, las selectas asociaciones literarias, las soporíferas tertulias… creo que todo ese mundo no le hace ningún bien a la literatura, ya que le crea un falso aura de intelectualidad que la aleja de la gente.
Yo simplemente leo porque me gusta y escribo porque quiero contar algo.
¿Alguna vez te has sentido bloqueado? Si la respuesta es sí ¿Cómo lo has superado?
Al principio cuando me quedaba bloqueado y no conseguía escribir nada, lo pasaba mal, tanto, que algunas veces me sentaba delante de una hoja en blanco durante horas, con un bolígrafo en la mano y mirando el folio como un gilipollas.
Después me di cuenta de lo absurdo que era aquello, simplemente uno no puede estar inspirado siempre.
Es como en el fútbol, un delantero no marca goles en todos los partidos que juega, como en cualquier otra profesión, hay días buenos y días malos.
¿Cuál es la frase o párrafo que más te ha dolido suprimir en alguno de tus escritos?
No recuerdo ninguna en especial.
¿Aceptas la crítica? ¿Cómo te afecta en tu siguiente trabajo?
Intento no prestar demasiada atención a las críticas, da igual si son positivas o negativas. Uno mismo debe ser su crítico, decidir lo que está a la altura y lo que no. El resto no debe influir en tu trabajo.
Una vez que la obra está escrita, es ella la que tiene que enfrentarse a la gente y a sus opiniones, el trabajo del escritor termina en el momento en que el lector abre el libro.
¿Qué se puede conocer de Miguel Ángel a través de sus historias?
Escribir es algo muy íntimo, se puede saber más de mí leyéndome que conviviendo conmigo.
¿Cuál es tu ambición como escritor? ¿Dónde quieres llegar?
Hasta ahora he tenido que compaginar mi faceta de escritor con otras bastantes dispares para conseguir sobrevivir. El objetivo es sencillo, poder vivir de lo que escribo.
¿Qué consejos darías a un escritor novel con ganas de empezar a publicar?
Yo odio que me den consejos, además no me considero en situación para aconsejar a ningún autor novel. Aunque si tuviera que decirles algo, les pediría que se retiren, no hay sitio para todos y eso nos daría ventaja al resto.
Nunca me lo he planteado, pero supongo que escribo por necesidad, por una extraña necesidad de plasmar el algún sitio la manera en que veo las cosas, por explicar, quizá a mi mismo, los sentimientos que me provocan determinadas personas o situaciones. En cierto modo, y aunque pueda resultar presuntuoso, en mi caso escribir es algo parecido a respirar, con el tiempo se ha convertido en una acción que realizo por inercia, pero sin la cual no podría vivir. En determinadas ocasiones, cuando por algún motivo no encuentro el momento de sentarme tranquilamente a escribir, esa necesidad brota en el lugar más insospechado.
Puedo estar en la cola del supermercado, cuando de repente empiezo a dictarme una parrafada que necesita salir de mí, y, que como no podía ser de otro modo, acaba perdida entre los paquetes de café y las latas de cerveza.
En cuanto al para quién, si soy sincero, que a fin de cuentas es de lo que se trata, la persona para quién más escribo soy yo mismo. Me gusta leer lo que escribo, simplemente, porque en el fondo está inspirado en los libros que he leído desde niño.
¿Cómo descubriste tu vocación?
Cuando era un crío pasé una temporada viviendo en un pueblo situada en mitad de la nada. Pasaba las horas sentado en el jardín, sólo que no era uno de esos jardines verdes y repletos de flores que aparecen en las películas, sino un jardín con cuatro amarillentos hierbajos y un montón de arena seca.
Una tarde encontré un libro en una de las habitaciones de la casa, era una casa alquilada, por lo que, teniendo en cuenta que mis progenitores no leían demasiado, deduje que la novela debía proceder de los antiguos inquilinos.
El caso es que, no por interés, sino más bien por aburrimiento, decidí empezar a leerla.
El libro era El Guardián entre el Centeno de J. D. Salinger.
Lo leí de un tirón, en un solo día y sin parar. Creo que justo en el momento en que terminé, descubrí que yo quería contar historias.
¿Qué significa para ti escribir?
Bastantes cosas, pero en el fondo todas son la misma: Jugar con la realidad.
Cuando escribo puedo revivir situaciones pasadas y cambiarlas el principio o el final. Puedo narrar la biografía de una persona a la que no conozco. Puedo dar saltos en el tiempo. Puedo visitar lugares en los que nunca he estado…
¿Cuáles son los escritores u obras que siempre te acompañan?
Estos seis por ejemplo:
Charles Bukowski – Cartero
John Fante – Espera a la primavera, Bandini
Kenzaburo Oe – Arrancad las semillas, fusilad a los niños
Raymond Carver – Tres rosas amarillas
John Kennedy Toole – La Biblia de neón
Julio Cortázar – Todos los fuegos, el fuego
¿Qué tipo de libros vuelves siempre a releer?
Soy más de escritores que de novelas. Normalmente cuando una novela de un determinado escritor me gusta, continúo leyendo el resto de su obra y casi siempre me engancha.
Me gustan los conjuntos de relatos. Suelo releerlos habitualmente, tal vez no enteros, pero siempre hay determinados cuentos a los que vuelvo.
Cuando empezaste a escribir ¿tenías en mente modelos literarios de escritores a los que querías imitar?
Una vez leí una entrevista a Torrente Ballester, en la que aseguraba que todos los escritores imitan a otros. Creo que en cierto modo tiene razón. Uno no puede evitar acabar pareciéndose a lo que le rodea.
Como dije antes, en el fondo lo que escribo se parece a lo que leo, y eso me gusta. Disfruto leyendo a escritores como Bukowski o Scott Fitzgerald y, aunque quisiera evitarlo, sería casi imposible no imitarles.
¿Tienes alguna manía a la hora de escribir? ¿Alguna rutina establecida o te apoyas en la inspiración del momento?
Soy maniático de vocación. Tengo rutinas para todo, para ducharme, para acostarme, para salir de casa… y por supuesto, tengo un millar de rutinas a la hora de escribir. El problema es que mis rutinas no tienen ningún glamour, me gustaría ser uno de esos escritores con manías de verdad, como Philip Roth, que asegura que escribe de pie para que el dolor en las piernas le recuerde lo duro de su oficio.
Mis manías son absurdas: escribir con el mismo bolígrafo, leer antes de escribir, tener la luz encendida…. vamos, tonterías.
¿En qué género te sientes más cómodo escribiendo?
Narrativa. Me encanta escribir relatos y novelas. Lo que ocurre es que en determinadas ocasiones, los personajes de la historia son los que se ubican en un determinado género y son ellos los que acaban decidiendo si el producto final va a ser una novela, un poema o un guión.
Yo pienso que cada historia puede contarse de muchas formas, pero sólo una es la que usarían los personajes para narrarla, lo complicado para el autor es acertar.
¿Qué piensas de los concursos literarios en el ámbito de la lengua hispana? ¿Son un recurso válido para escritores desconocidos?
Los concursos literarios son una de las pocas maneras que existen para entrar en una editorial. El problema es que es muy difícil. Somos muchos los que queremos escribir y muy pocas las editoriales interesadas en leernos.
No es oportunismo, lo aseguro, pero creo que harían falta muchas más editoriales que, al igual que Septem, organizaran certámenes literarios con el único objetivo de premiar una buena novela, sin pensar en el nombre del autor y su repercusión.
¿Vives la soledad del escritor? ¿Necesitas compartir lo que escribes con alguien, grupos o tertulias literarias, familiares, amigos...?
Bueno, vivo con un gato, le suelo leer lo que escribo, pero no parece que le interese demasiado.
Por lo demás, detesto bastante el mundo que rodea a la literatura, las selectas asociaciones literarias, las soporíferas tertulias… creo que todo ese mundo no le hace ningún bien a la literatura, ya que le crea un falso aura de intelectualidad que la aleja de la gente.
Yo simplemente leo porque me gusta y escribo porque quiero contar algo.
¿Alguna vez te has sentido bloqueado? Si la respuesta es sí ¿Cómo lo has superado?
Al principio cuando me quedaba bloqueado y no conseguía escribir nada, lo pasaba mal, tanto, que algunas veces me sentaba delante de una hoja en blanco durante horas, con un bolígrafo en la mano y mirando el folio como un gilipollas.
Después me di cuenta de lo absurdo que era aquello, simplemente uno no puede estar inspirado siempre.
Es como en el fútbol, un delantero no marca goles en todos los partidos que juega, como en cualquier otra profesión, hay días buenos y días malos.
¿Cuál es la frase o párrafo que más te ha dolido suprimir en alguno de tus escritos?
No recuerdo ninguna en especial.
¿Aceptas la crítica? ¿Cómo te afecta en tu siguiente trabajo?
Intento no prestar demasiada atención a las críticas, da igual si son positivas o negativas. Uno mismo debe ser su crítico, decidir lo que está a la altura y lo que no. El resto no debe influir en tu trabajo.
Una vez que la obra está escrita, es ella la que tiene que enfrentarse a la gente y a sus opiniones, el trabajo del escritor termina en el momento en que el lector abre el libro.
¿Qué se puede conocer de Miguel Ángel a través de sus historias?
Escribir es algo muy íntimo, se puede saber más de mí leyéndome que conviviendo conmigo.
¿Cuál es tu ambición como escritor? ¿Dónde quieres llegar?
Hasta ahora he tenido que compaginar mi faceta de escritor con otras bastantes dispares para conseguir sobrevivir. El objetivo es sencillo, poder vivir de lo que escribo.
¿Qué consejos darías a un escritor novel con ganas de empezar a publicar?
Yo odio que me den consejos, además no me considero en situación para aconsejar a ningún autor novel. Aunque si tuviera que decirles algo, les pediría que se retiren, no hay sitio para todos y eso nos daría ventaja al resto.
¿En qué proyectos te encuentras embarcado en este momento?
En literatura acabo de escribir una colección de relatos que comenzaré a corregir este verano. Y en cine estoy ultimando la edición del último cortometraje que he realizado, que se rodó el pasado mes de Abril.
¿Qué piensas de Internet y las nuevas formas de comunicación?
El mundo estará en manos de quién las controle.
PERSONAL
Lugar de nacimiento
Madrid
Profesión
Intento escribir e intento hacer cine
Tu plato favorito
Un bocadillo de calamares
Libro favorito
Cualquiera de Bukowski
Ciudad favorita
No me llevo demasiado bien con las ciudades, hay mucha gente. Prefiero los barrios, y de todos ellos me quedo con Carabanchel.
Música
Siempre que pienso en música recuerdo cuando era un crío, los fines de semana mi madre siempre nos despertaba a todos poniendo algún casette de los chichos o de algún otro grupo rumbero de los 70. Aquel es un buen recuerdo, por lo que me quedo con esa música.
Color
El Rojiblanco del Atleti
Frase favorita
Digo dos, ambas de Charles Chaplin.
El tiempo es el mejor autor, siempre encuentra un final perfecto.
Descuida, a fin de cuentes, todo es un chiste.
El tiempo es el mejor autor, siempre encuentra un final perfecto.
Descuida, a fin de cuentes, todo es un chiste.